En la historia evolutiva del nuevo coronavirus está la clave de su origen
En enero de este año, un grupo de investigadores del Instituto de Virología de Wuhan, en China, dieron a conocer que un nuevo coronavirus era el causante del brote de neumonías severas registradas a finales de 2019. Desde entonces han surgido diversas especulaciones acerca del origen del SARS-CoV-2; una de ellas relacionada con su posible creación en un laboratorio.
Al respecto, Ana Lorena Gutiérrez Escolano, investigadora del Departamento de Infectómica y Patogénesis Molecular del Cinvestav, señaló que hasta el momento las evidencias científicas apuntan a que el nuevo coronavirus, causante de la enfermedad covid-19, proviene de un murciélago y que el pangolín pudo ser el portador intermediario que facilitó la transferencia hacia los humanos.
Para rastrear el origen del SARS-CoV-2, científicos de diferentes partes del mundo han recurrido al estudio de su historia evolutiva, lo cual consiste en analizar su material genético y compararlo con el de otros coronavirus que infectan a diversos vertebrados, incluyendo roedores y murciélagos.
De manera general, los coronavirus tienen un material genético de ácido ribonucleico (ARN) de aproximadamente 30 mil nucleótidos, representados con las letras A (adenina), U (uracilo), G (guanina) y C (citosina).
Y es a través de comparar las secuencias de los nucleótidos de varios coronavirus, que se pueden observar las diferencias y similitudes entre ellos; además de establecer hace cuánto tiempo ocurrieron los cambios, explicó la especialista del Cinvestav durante la conferencia virtual Origen del SARS-CoV-2, que fue parte del ciclo “Viernes viral” de El Colegio Nacional.
Recientemente, agregó Gutiérrez Escolano, un grupo de científicos analizó el genoma completo del SARS-CoV-2 y de otros coronavirus, e identificó que tiene 96 por ciento de similitud con el batCoV RaTG13, que infecta a la especie de murciélago Rhinolophus affinis, y cinco puntos porcentuales menos al pangolin-CoV, presente en el pangolín de Malasia (Manis javanica).
Además, compararon las secuencias de aminoácidos de las proteínas virales del SARS-CoV-2 (envoltura E, espiga S, nucleoproteína N, membrana M), con las del coronavirus que infecta a los pangolines de Malasia.
Entre los resultados está que la de la envoltura del SARS-CoV-2 y la del pangolin-CoV son idénticas; mientras los porcentajes de similitud del resto de las proteínas virales fueron; 98.6 para la membrana, 97.8 en el caso de la nucleoproteína y 90.7 con la llamada espiga.
Adicionalmente, el estudio abarcó muestras de pangolines de un centro de rescate de vida salvaje, de los cuales algunos tuvieron síntomas de una enfermedad respiratoria. En los animales que murieron a causa de la infección, se observaron daños en el tejido pulmonar y también partículas de tamaño y forma similar a la de los coronavirus.
“Además, los anticuerpos generados por estos animales que cursaron la infección, reconocieron a la proteína S del SARS-CoV-2, lo cual indica la cercanía entre el virus del humano y el que infecta al pangolín”, explicó Gutiérrez Escolano.
Así, con la información disponible hasta el momento, se puede decir que el SARS-CoV-2 tiene un origen zoonótico (proviene de un murciélago) y que el pangolín, cuya carne es utilizada como alimento y sus escamas empleadas en la medicina tradicional china, es el principal candidato a intermediario de la transmisión del nuevo coronavirus al humano.
Conocer esta información es relevante en vista de que el aumento de las enfermedades zoonóticas está relacionado, en parte, con la irrupción del humano en los ambientes naturales y el tráfico ilegal de especies silvestres, actividad que de no ser controlada de manera efectiva podría representar una amenaza para la salud pública.
Lo anterior deja en claro que la salud animal y la de los ecosistemas está ligada al bienestar de las personas, y que ante el gran número de virus animales que circulan, entre ellos: dengue, Zika, VIH y SARS-CoV-2, es necesario estudiar permanentemente a los patógenos con potencial zoonótico; a fin de desarrollar tratamientos y vacunas para disminuir las pandemias como la actual, finalizó la investigadora.