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El conocimiento científico, una pieza clave para mejorar la calidad del aire

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En el Valle de México diariamente circulan aproximadamente 4.5 millones de automotores, operan más de 2 mil industrias y 3 mil establecimientos de servicio, estas actividades que se llevan a cabo para satisfacer la demanda de servicios y la movilidad de la población, aunado a otros factores como las condiciones climáticas afectan la calidad del aire.

Con el fin de reducir las concentraciones de los contaminantes (como el ozono y las partículas suspendidas) que rebasan los límites establecidos en las normas oficiales mexicanas (NOM), se anunciaron 14 medidas inmediatas para mejorar la calidad del aire en la Zona Metropolitana del Valle de México, por parte de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe).

Éstas también buscan recuperar la política ambiental en la Zona Metropolitana del Valle de México y reducir las emisiones que contribuyen al cambio climático.

Para el planteamiento de dichas medidas se contó con la participación de diferentes sectores, incluyendo al académico, una vez establecidas las posibles líneas de acción se presentaron a la ciudadanía el 4 de junio de este año y fueron sometidas a consulta pública. 

Algunas de las medidas anunciadas, el pasado 20 de diciembre, tras este proceso son: reducción de emisiones en la distribución y uso de gas LP, gasolinas menos contaminantes en la megalópolis, erradicación de prácticas que ocasionan incendios, movilidad sustentable y ordenamiento del transporte.

En entrevista durante la presentación de éstas, realizada en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, Andrea De Vizcaya Ruiz del Departamento de Toxicología del Cinvestav, dijo que la colaboración de los investigadores en los ejercicios para sustentar científicamente la toma de decisiones en temas relacionados con el ambiente es de suma importancia, ya que contribuye al entendimiento del impacto en la salud ocasionado por la exposición a los contaminantes, en este caso, del aire.

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Así, parte del trabajo que investigadores del Departamento de Toxicología del Cinvestav desarrollan en el laboratorio contribuye a la actualización de las NOM que establecen los niveles máximos permisibles de los contaminantes atmosféricos.

Así, a lo largo de este año colaboraron en la modificación de los niveles permitidos en las NOM de contaminantes en el aire como plomo, partículas suspendidas y monóxido de carbono, esto a fin de disminuir el riesgo para la salud de los habitantes de la Ciudad de México y Zona Metropolitana del Valle de México.

Además, la CAMe formó un comité científico asesor, del cual la investigadora Andrea De Vizcaya Ruiz es parte junto con especialistas de otras instituciones académicas y organizaciones de la sociedad civil, con la intención de que se les consulte y emitan una opinión basada en su conocimiento acerca de ese tipo de contaminantes.

En cuanto a los estudios que la investigadora lleva a cabo en su laboratorio y han dado sustento a diferentes actualizaciones normativas, éstos consisten en evaluar la repuesta en modelos biológicos de la exposición (qué cantidad y durante cuánto tiempo) a los contaminantes atmosféricos y si hay alteraciones relacionadas con la fisiopatología de enfermedades crónicas, tanto respiratorias como cardiovasculares.

En el caso de las partículas suspendidas (emitidas por los automotores, las quemas, los procesos de construcción, entre otros) se ha determinado que el daño producido en la salud humana va más allá del primer órgano de contacto: el pulmón. Es decir, la exposición a estos contaminantes provoca la desestabilización del sistema cardiopulmonar afectando así funciones cardiovasculares y renales; además contribuye al desarrollo de enfermedades crónicas.

“De ahí que seguiremos insistiendo en la necesidad de disminuir los niveles máximos permitidos de estas partículas en las normativas oficiales para proteger la salud de las personas”, finalizó la investigadora.

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