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Analizan pastos marinos como almacenes de carbono y su impacto en el cambio climático

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Dada la preocupación que generan las emisiones de gases de efecto invernadero y su impacto en el cambio climático, investigadores del Cinvestav Unidad Mérida, emprendieron un estudio liderado por Tania Cecilia Cota Lucero, publicado en la revista PeerJ, donde analizan la capacidad de los pastos marinos para capturar el CO2 y almacenarlo como carbono azul (carbono orgánico de los ecosistemas marino-costeros) y con ello buscar estrategias para mitigar la contaminación generada por esos gases.

“Si bien se tienen estimaciones globales de cuánto CO2 se captura por estos hábitats, hace falta generar información sobre el papel de los pastos marinos ante el fenómeno del cambio climático localmente; la meta es contar con mapas precisos de su extensión a escala nacional, regional y sobre todo local, por ello estamos recogiendo, sistematizando y organizando información de diversas fuentes, con el objetivo de crear una base de datos robusta que ayude a identificar su estado de conservación”, explicó Cota Lucero.

Además, se diseña una novedosa línea de investigación que busca proponer acciones para proteger esos ecosistemas (porque se enlistan como especies en riesgo en la Norma Oficial Mexicana NOM-059-Semarnat-2010); que se realice su monitoreo, como se hace con manglares o arrecifes de coral; y sirva de llamada de atención a la comunidad científica, así como a la sociedad, en busca de darles mayor visibilidad, conservarlos y restaurar los que presentan daño.

Los pastos marinos son especies del grupo de las angiospermas (plantas con flores) que evolucionaron de sus similares terrestres hace 100 millones de años; cuentan con un sistema de rizomas (tallos horizontales subterráneos) que se extienden por los sedimentos, sus raíces absorben los nutrientes y presentan la capacidad de expandirse cubriendo grandes extensiones de terreno submarino. Retienen carbono 35 veces más rápido que los bosques tropicales almacenándolo en forma de materia orgánica, es decir, acumulan carbono en el sedimento, donde permanece por miles de años contribuyendo a la mitigación climática.

A escala mundial, estos pastos almacenan carbono en su sedimento de 100 a 300 toneladas por hectárea, pero la cantidad varía a escala local, además no todo procede del denominado carbono autóctono, proveniente de hojas, raíces o rizomas; también capturan el carbono externo llamado alóctono, ya que una de sus funciones es ser una trampa de sedimento que atrapa materia orgánica procedente de otros ecosistemas como los manglares.

La contribución de pastos y manglares al carbono azul en un sitio suele variar a escala espacial y temporal, por ello los estudios locales son del mayor interés científico, por su utilidad en el manejo de áreas naturales protegidas; como hay un sesgo en las estimaciones de sus fuentes y cantidad de carbono almacenado, es importante medir con herramientas tecnológicas robustas su extensión y orígenes, que se realiza mediante el análisis de imágenes de alta resolución espacial, acompañado de trabajo de campo y con la determinación de isótopos estables, complementando con información de la calidad de agua e indicadores de su salud.

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“Empezamos a investigar la contribución que tienen los pastos marinos en la Reserva de la Biósfera de los Petenes, Campeche, en el almacenamiento de carbono; la zona se caracteriza por contar con ese ecosistema en buen estado de conservación y presenta una extensión continua de casi 150 mil hectáreas. Esta información ayuda a visibilizar la importancia de la conservación de los pastos marinos el sitio y su contribución a las estrategias de mitigación en México”, sostuvo Tania Cecilia Cota.

México cuenta con zonas de pastos marinos conservadas pero se observan otras con un alto grado de impacto, como el sistema lagunar Nichupté-Bojórquez en Cancún, afectada por el mal manejo de aguas residuales y pluviales, además el turismo masivo tiene la misma afectación en el Caribe; sin embargo, en la Reserva de los Petenes se registran características e indicadores de buen estado de conservación. Al momento es difícil hacer un diagnóstico a nivel nacional, por ello se inició esta línea de investigación que analiza datos de varias fuentes para determinar el estado de estos pastos.

La investigación tuvo el objetivo de conocer la cantidad de carbono y las fuentes de donde proviene en los pastos marinos, además de observar su contribución en la mitigación del cambio climático, porque en el país no se han realizado estudios suficientes que los analicen bajo esta perspectiva, por ello su aportación a la mitigación del calentamiento global es poco reconocida. Entonces “con la información generada se busca que la sociedad conozca su importancia para la conservación ambiental”, aseguró Tania Cecilia Cota Lucero.

Puedes consultar el artículo original en este enlace: https://doi.org/10.7717/peerj.12109

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