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Biotecnología para preservar al café mexicano
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Biotecnología para preservar al café mexicano

México cultiva 650 mil hectáreas de cafeto, con las que se producen anualmente mil 500 toneladas de grano. El café mexicano de altura tiene gran aceptación en los mercados nacionales e internacionales gracias a su calidad de taza. Sin embargo, México cultiva variedades de baja diversidad genética, que las hace susceptibles a plagas y enfermedades; y por ello, merman los ingresos de los productores.

Uno de los principales problemas es una enfermedad conocida como la roya. En respuesta a ello, investigadores del Departamento de Biotecnología y Bioingeniería del Cinvestav buscan generar nuevas especies de café con mayor variabilidad genética, mediante una técnica no transgénica denominada injertos asexuales, que consiste en unir tejidos de cafetos con buena calidad de taza y otro con resistencia a roya.

Las nuevas especies de cafeto reúnen la suma de la información genética de los cafetos progenitores, y con ello, aumentan su contenido genético para brindarles mayor fortaleza ante plagas o enfermedades.

Josué Ortega Ortega, Roberto Ruiz Medrano y Beatriz Xoconostle Cázares, líderes del proyecto, explicaron que la producción del café en México puede mejorar al aumentar la variabilidad genética. Se ha propuesto a Etiopía, en África, como el centro de origen y diversidad de este importante cultivo; por ello, nuestro país no cuenta con variedades silvestres para aumentar su variabilidad de manera natural en campo.

Otros problemas del cultivo son infestación de sus raíces por nematodos (pequeños animales que minan la raíz) o insectos que viven en sus flores y dañan el fruto. El manejo integral de este cultivo, con mejores plantas con resistencia a plagas, enfermedades y adecuadas prácticas de fertilización, permitirán mejorar la productividad de este cultivo.

“Reunimos dos cafetos con características genéticas diferentes y las unimos en un solo individuo, permitiendo que crezcan vía cultivo de tejidos; los embriones se desarrollan y en su crecimiento producen raíces, tallos y hojas que después se adaptan al suelo”. Cuando los cafetos florecen, se producen las cerezas que después se colectan manualmente, tuestan y muelen, para preparar café.

Después de conseguir esa variación genética, se evalúa que sus descendientes sean tolerantes, muestren algún tipo de mitigación o resistencia a plagas o enfermedades, pero también se busca tengan una buena calidad de taza; es una técnica completamente natural que acelera la obtención de nuevas variedades.

“Este es un proceso más rápido a los convencionales donde se garantiza la limpieza del material libre de plagas o enfermedades, y con estudios en campo agrícola se demuestra que son variedades élite para su crecimiento. Además, ahora son especies nacionales; es un desarrollo cien por ciento mexicano con calidad Cinvestav”, señaló Beatriz Xoconostle.

Al momento se han desarrollado plantas de nuevas combinaciones que están floreando y se analiza su calidad de taza. Los investigadores esperan que si los progenitores fueron buenos, sus descendientes también lo sean. Deberá esperarse a obtener suficiente grano para su evaluación por baristas.

Orgullosamente, la producción de café en México se hace de manera artesanal y los productores tendrán un gran beneficio en el uso de nuevos cafetos generados por los biotecnólogos, ya que son completamente compatibles con sus prácticas agronómicas, incluyendo su producción orgánica.

Con un trabajo conjunto entre productores y biotecnólogos se pueden generar estrategias y resultados a la medida de las necesidades identificadas; el cafeto es uno de otros ejemplos. “La biotecnología y la ciencia básica ha sido el motor de desarrollo de otras naciones y México debe seguir esa ruta, los investigadores del Cinvestav ya tenemos años de experiencia en transferencia de tecnología para resolver problemas del país”, subrayó Beatriz Xoconostle Cázares.

 


 

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