Publicaciones

Conexión Cinvestav

Consumidores crónicos de inhalables presentan menor proceso de neurotransmisión

Image

De acuerdo con el Observatorio Mexicano de Salud Mental y Consumo de Drogas, de las y los pacientes atendidos por la Red Nacional de Atención a las Adicciones (alrededor de 170 mil), solo dos por ciento consumían inhalables. Estos datos no significan que haya un bajo consumo de inhalantes, sino que existe una desatención para esos consumidores, quienes en gran porcentaje son personas en situación de calle, de escasos recursos y, más alarmante, es que muchas de esas personas son adolescentes.

Más relevante son los datos de las últimas encuestas epidemiológicas y en el Sistema de Vigilancia Epidemiológica (SISVEA), que reportan un incremento en la prevalencia de entre siete y nueve por ciento en el inicio de consumo a edades tempranas en estudiantes de primaria y secundaria en México.

Ante ello el Cinvestav, en colaboración con el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, realizó una investigación para profundizar en el estudio de la fisiopatología en las personas consumidoras de inhalables, a fin de proponer posibles indicadores con valor diagnóstico, pronóstico y de tratamiento en los centros de atención.

El proyecto de investigación consistió en analizar durante tres años muestras sanguíneas y realizar estudios de imagenología en un grupo de 36 pacientes menores de 40 años con un consumo crónico de hidrocarburos volátiles, usados como drogas inhalantes y que se encontraban en proceso de desintoxicación y tratamiento en el Centro de Atención y Adicciones de la Ciudad de México.

“Tanto a ellos como a un grupo de personas sin antecedentes de adicción les realizaron pruebas que incluyeron evaluaciones clínicas, neuropsicológicas, calidad de sueño, sanguíneas generales y bioquímicas específicas de oxidación, expresión genética y neuroimagen (resonancia magnética y tomografía por emisión de positrones para metabolismo cerebral de la glucosa). Todo ello para analizar el metabolismo y los daños cerebrales y correlacionarlos con los elementos clínicos y psiquiátricos”.

“Lo que encontramos en la mayoría de las y los pacientes fue un daño hepático discreto y notables cambios asociados con el cerebro”, explicó José Víctor Calderón Salinas, investigador del Departamento de Bioquímica y profesor del Doctorado Científico y Tecnológico para la Sociedad en Cinvestav.

Además de estudios de gabinete, la investigación realizada para la tesis de Miguel Ángel Mendoza Meléndez en el Doctorado Científico y Tecnológico para la Sociedad en Cinvestav, contó con una técnica de análisis del RNA mensajero a través de mircroarreglos; la cual identifica si existen variaciones en la expresión en algunos genes asociados al consumo de inhalables, en este caso los tres sistemas de neurotrasmisores con expresión genética diferencial afectados son: gaba, dopamina y glutamina.

Gracias a esos análisis se logró identificar que las personas consumidoras de inhalables presentaron alteraciones en las expresiones de genes relacionadas con las actividades cerebrales. Por ejemplo, hubo afectaciones en las enzimas productoras de neurotransmisores y también en los receptores en el cerebro, a lo que se sumaron las alteraciones anatómicas identificadas en ciertas zonas de ese órgano.

“Las zonas afectadas principalmente fueron la corteza prefrontal, el tálamo, el putamen, el giro cingulado anterior y posterior, y cerebelo, donde no sólo se encontró reducción de masa blanca, sino también, identificamos hipometabolismo bilateral en estos núcleos”.

“Cabe mencionar que algunas de esas áreas afectadas están asociadas con funciones cerebrales vitales para el aprendizaje, la motivación, las emociones, la memoria, y principalmente en los mecanismos de recompensa; es decir, las personas consumidoras crónicas de inhalables eventualmente presentan disminución en la generación de dopamina y ácido glutámico en el cerebro, manteniéndolos en dependencia a estas sustancias y en muchos casos aumentando así la probabilidad de riesgo en desarrollar un cuadro clínico neuropsiquiátrico, caracterizado por un déficit cognitivo global y alteraciones en las funciones ejecutivas, toma de decisiones, resolución de problemas, planeación de actividades, autorregulación y control de impulsos, alteraciones del sueño, desregulación emocional con una baja autoestima y/o trastornos del estado de ánimo”, apuntó Miguel Ángel Mendoza Meléndez.

A partir de los resultados obtenidos por esta investigación, es posible que las y los especialistas clínicos puedan proponer métodos disgnosticos y pronósticos, además del uso de precursores o antagonistas de neurotransmisores, como tratamientos durante el proceso de desintoxicación en las personas afectadas.

Artículo anterior Premio Ing. Hilario Ariza Dávila
Print
8