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El Códice Maya de México se exhibió después de su autentificación con la colaboración de Cinvestav

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Análisis de fragmentos del Códice Maya de México

La exposición “Códice Maya de México. El Libro más antiguo de las Américas”, que exhibió a principio de 2023, en el Centro Getty, de Los Ángeles, California, revela los secretos del milenario escrito mediante diversos estudios científicos. 

El Cinvestav Querétaro, a través de un equipo de investigación encabezado por Omar Jiménez Sandoval, formó parte del consorcio de investigación integrado por expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y las universidades Nacional Autónoma de México (UNAM) y de Colorado, en Estados Unidos, que permitió autentificar como original el ahora llamado Códice Maya de México, antes conocido como Códice Grolier.

La aportación del Cinvestav consistió en realizar estudios espectroscópicos (FTIR y Raman) y de difracción de rayos X, de fragmentos de algunos folios del códice, así como de muestras de materiales y pigmentos de referencia, con el objeto de apoyar al INAH para determinar la autenticidad del documento.

Las y los investigadores del Centro realizaron estudios de Espectroscopía de Infrarrojo con Transformada de Fourier (FTIR, utilizando el método de reflectancia total atenuada, con punta de diamante), Espectroscopía Raman de Alta Resolución (con líneas láser de 632 y 785 nanómetros) y Difracción de Rayos X (con la configuración óptica de haz paralelo).

Con los análisis realizados por el Cinvestav al Códice Maya de México fue posible la identificación de algunos pigmentos y materiales de la imprimatura o capa pictórica de este documento histórico. Entre otros, “se logró la identificación inequívoca del pigmento conocido como ‘azul maya’, que permitió a los expertos del INAH demostrar con certeza la autenticidad del Códice”, explicó Jiménez Sandoval.

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Análisis de fragmentos del Códice Maya de México

El Códice Maya de México es el único documento de este tipo existente en el país (los otros 3 reconocidos como auténticos, Dresde, Madrid y París, se encuentran en dichas ciudades europeas); además, “ya se ha comprobado que es el más antiguo de todos, tanto por el fechado mediante radiocarbono, como por su estilo e iconografía; se trataría también del libro más antiguo de América”, sostuvo Omar Jiménez. El códice describe los movimientos del planeta Venus durante sus ciclos sinódicos, como estrella de la mañana y del atardecer, que tienen una duración de 584 días; se estima fue realizado entre los años 1021 y 1152 d.C.

La contribución del Cinvestav al proyecto del Códice Maya se gestó por una colaboración entre Alba Azucena Barrios Ruiz, del Laboratorio de Geología, de la Subdirección de Laboratorios y Apoyo Académico del INAH, y Omar Jiménez Sandoval, del Cinvestav Querétaro.

“Como miembro del Cinvestav, colaborar en proyectos multidisciplinarios con impacto a nivel nacional e internacional es un gran privilegio y honor. Nuestra contribución destaca el potencial que tenemos como institución, en la generación no solo de conocimiento científico y tecnológico de vanguardia, sino demuestra nuestra capacidad para realizar aportaciones del mayor valor para el patrimonio histórico-cultural del mundo”, señaló el investigador.

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Análisis de fragmentos del Códice Maya de México

El códice fue presentado públicamente por primera vez en 1971, en una exposición en el Club Grolier de Nueva York (de donde tomó su nombre), por Michael D. Coe, profesor de la Universidad de Yale, que desde 1973, en su libro “The Maya Scribe and his World” (“El Escriba Maya y su Mundo”), planteó la autenticidad del documento, aunque con elementos insuficientes desde el punto de vista de la mayoría de los expertos. Su estilo singular y las condiciones en las que llegó a una colección de arte privada en México, arrojaron aún más dudas sobre la autenticidad del manuscrito.

“El azul maya es un pigmento híbrido, compuesto por el mineral palygorskita y el colorante índigo, de origen vegetal; en el presente esfuerzo se logró, de manera inequívoca, identificar el azul maya, lo cual fue esencial para dar por concluida la controversia y demostrar la autenticidad del códice más antiguo de México”, sostuvo Omar Jiménez Sandoval.

El grupo de investigación del Cinvestav, formado también por Reina Araceli Mauricio Sánchez, Francisco Rodríguez Melgarejo y Martín Adelaido Hernández Landaverde, identificó además otros pigmentos que forman parte del códice, en especial la presencia de grana cochinilla, así como de los minerales que componen la imprimatura, como es yeso, basanita y celestita.

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