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El campo y la ciencia ponen a México como potencia exportadora de alimentos

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Según registros de la Organización Mundial de Comercio, México es considerado uno de los 10 principales países exportadores de alimentos, con los tomates, aguacate, frutos rojos y carnes de bovino y cerdo como sus productos referentes. Gran parte del éxito se debe a la mano de obra en el campo nacional, pero también a que se ha valido de la ciencia y tecnología para mantener una productividad constante.

En ese sentido, instituciones como el Cinvestav han sido de gran ayuda para hacer frente a contrariedades climáticas, de plagas e incluso alertas sanitarias a las que se ha enfrentado el sector agroalimentario nacional en las últimas décadas.

Un ejemplo reciente es el diseño y desarrollo de un método capaz de identificar los patógenos en los cultivos de papaya, donde a menudo sus cosechas se veían afectadas por el virus de la mancha anular, el cual se caracteriza por generar marcas en forma de anillo en la cáscara y ocasiona ablandamientos en algunas zonas del fruto.

El sistema, desarrollado en el Laboratorio de Interacciones Planta Virus del Cinvestav Irapuato, está compuesto por unos tubos de plástico provistos de reactivos, denominados cartuchos de detección, en los que se deposita una muestra de hoja de la planta para determinar, en menos de 24 horas, la posible infección por uno o dos de los virus que suelen atacarla y, a partir de ello, tomar acciones a fin de salvaguardar el resto de la producción.

Diversos grupos de investigación del Cinvestav también han desarrollado técnicas para incrementar la vida de anaquel de distintos productos, entre los que figuran el melón y la fresa.

En el caso del primero, se trabajó con la variedad Honey Dew, del que lograron prolongar su vida de 10 a 45 días en estante, al mantener la integridad de sus membranas celulares, gracias a un proceso de manipulación genética capaz de bloquear la lipoxigenasa, principal enzima responsable de degradar los lípidos del melón.

En tanto, el trabajo desarrollado con las fresas consistió en aplicarles de forma directa diferentes parámetros de luz UV con una lámpara, lo cual les provoca estrés y obliga a que el tejido produzca las sustancias llamadas flavonoides para protegerse.

Con ello, se logra no solo incrementar su vida postcosecha, sino además acrecentar el contenido nutracéutico, preservar la capacidad antioxidante de este fruto y mejorar su calidad.

Además del trabajo en variedades que actualmente se cultivan en el campo mexicano, la investigación realizada en el Cinvestav también tiene como objetivo desvelar y salvaguardar la información genética de los productos agrícolas, con la intención de desarrollar nuevas variantes con mejores características y hacerlos más resistentes al cambio climático.

De hecho, los genomas de cinco cultivos (agave azul, zarzamora, limón mexicano, papaya y vainilla) obtenidos por grupos de investigación interinstitucionales y liderados por la Unidad de Genómica Avanzada (UGA-Langebio) del Cinvestav, fueron compartidos al gobierno federal a través del proyecto Integración Genómica para acelerar la caracterización y mejoramiento de cultivos estratégicos en México. De esa manera, el quehacer científico nacional aporta con conocimiento y tecnología a promover la soberanía alimentaria nacional.

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