Eusebio Juaristi Cosío, parte de las celebraciones del aniversario del CIQ-UAEM

Eusebio Juaristi Cosío ofreció una plática en el marco del 27 aniversario del Centro de Investigaciones Químicas (CIQ) de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM). Evento durante el cual se resaltó su papel como uno de los fundadores de dicha institución y se destacó su trabajo en el área de la química.

El investigador Emérito del Departamento de Química del Cinvestav participó con la plática titulada “Desarrollo de nuevos organocatalizadores quirales derivados de la S-prolina”, tuvo como objetivo presentar el trabajo realizado en su laboratorio durante los últimos 10 años, para mejorar la eficiencia de la organocatálisis y llevarla a cabo bajo condiciones más verdes.

Juaristi Cosío señaló que se ha enfocado en optimizar la actividad de la prolina, un aminoácido de las proteínas de los seres vivos, mediante la preparación de derivados capaces de acelerar el desarrollo de este tipo de reacciones químicas (proceso de transformación de una o más sustancias) en ausencia de metales potencialmente tóxicos.  

Además, se ha interesado en la química verde, la cual busca reducir tanto la producción como el uso de sustancias dañinas para el ambiente o las personas, esto a partir de la utilización de disolventes más seguros, entre ellos el agua, los líquidos iónicos (sales orgánicas no volátiles), o de evitarlos.

Otro de los aspectos contemplados en la química verde, mencionó, es optimizar fuentes energéticas utilizadas para generar aumento de temperatura durante una reacción química, como son los aparatos para irradiar con microondas, infrarrojo o ultravioleta. Además, recientemente se ha abierto la posibilidad de emplear energía mecánica, por ejemplo, el uso de mortero, equipos de molienda y de vibraciones.

Este campo, conocido como mecanoquímica, está cobrando relevancia, en el laboratorio del investigador han trabajado con dicho método desde 2009 y la idea es llevar a cabo reacciones químicas en ausencia de disolventes, con el uso de energía mecánica y derivados de prolina.

En este sentido, Juaristi Cosío refirió algunos de los estudios en los que ha participado a fin de evaluar reacciones organocatalíticas de este tipo, en ellos se probó experimentalmente un catalizador conformado por prolina y otro aminoácido, en este caso fenilanalina, en ausencia de disolvente.

“Encontramos que se logró la optimización de la reacción sin disolvente; es decir, se utilizó menor cantidad de catalizador y el proceso llevó menos tiempo, en comparación con el solo uso de la prolina”, explicó.

Juaristi Cosío destacó que la organocatálisis asimétrica tiene múltiples aplicaciones, entre ellas en la industria farmacéutica, y su relevancia fue reconocida en 2021 con el Premio Nobel de Química otorgado a Benjamin List (Instituto Max Planck, Alemania) y David MacMillan (Universidad de Princeton, Estados Unidos), quienes llevaron a cabo, de forma separada, los primeros trabajos en esta área. “Es probable que en próximos años dicho reconocimiento sea otorgado a la investigación en química verde”, añadió.

Acerca del aniversario del CIQ, Juaristi Cosío, quien fungió como coordinador del proyecto para la creación de este centro de investigación, concretado el 3 de mayo de 1996, dijo, “es un gusto ver los éxitos, la productividad y el impacto en la formación de estudiantes, tras más de dos décadas de existencia”.

Actualmente, el CIQ cuenta con 32 investigadores e investigadoras, el 96.4 por ciento pertenece al SNI y el 22 por ciento tiene el nivel III. Además, este centro de investigación cuenta con tres programas de formación de estudiantes: la Licenciatura de Diseño Molecular y Nanoquímica, así como la Maestría y el Doctorado en Ciencias. 

A la fecha, Juaristi Cosío es autor o coautor de 465 publicaciones en el área de la química, incluyendo 251 trabajos de investigación original, 47 capítulos de libros, 33 libros y 30 artículos de revisión. Ha contribuido en la formación de estudiantes de doctorado, maestría y licenciatura, 167 en total.

Además, ha recibido diversos reconocimientos, entre ellos, los premios de Investigación, otorgado por la Academia Mexicana de Ciencia en 1988, Nacional de Química “Andrés Manuel del Río”, concedido por la Sociedad Química de México en 1995, así como el Nacional de Ciencias y Artes en el área de Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales, del Gobierno Federal de México en 1998.