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Hermes Reyes Caballero. Los caminos hacia la ciencia
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Hermes Reyes Caballero. Los caminos hacia la ciencia

Antes del amanecer, Hermes Reyes Caballero inicia su entrenamiento de natación para la siguiente competencia. No menciona cuál ha sido el mejor récord pero se enorgullece de haber nadado maratones de más de seis kilómetros en alguno de los fríos ríos de Baltimore, en Maryland, Estados Unidos, donde vive desde hace más de cuatro años.

El actual investigador de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins es sincero al mencionar que de no haber sido científico tampoco se hubiera dedicado a la natación o alguna otra disciplina deportiva, mucho menos a otra actividad profesional. “No me veo haciendo otra cosa, desde pequeño he vivido con la ciencia y es algo que me apasiona”, dijo el especialista en el estudio del impacto medioambiental de la salud de las personas, quien realizó parte de sus estudios de posgrado en el Cinvestav.

Hijo de profesores universitarios, Reyes Caballero vivió su infancia en la zona norte de Ciudad de México, cerca de la que más adelante sería su casa de estudios: el Cinvestav. Pero su carrera profesional empezaría a más de mil 500 kilómetros, en el Tecnológico de Monterrey, Campus Guaymas, donde estudió la carrera de Ingeniería Bioquímica y Aprovechamiento de Recursos Acuáticos, la cual era una combinación entre biotecnología, acuacultura, biología marina y tecnología de alimentos.

Esa diversidad en su carrera le ayudó a obtener empleo en una granja de camarones en La Paz, Baja California Sur, como gerente de producción, al tiempo que le permitió dar clases de biología a nivel secundaria y preparatoria. En la empresa camaronera pretendía instalar un programa de mejoramiento genético del crustáceo, pero por azares del destino ese proyecto no pudo concretarse, lo que le sirvió como incentivo para emprender la búsqueda hacia su verdadera pasión: la ciencia.

Fue así como decidió regresar a la Ciudad de México para iniciar su maestría en el Departamento de Genética y Biología Molecular del Cinvestav, un lugar que no le era desconocido, pues recuerda que durante su infancia acompañaba a su padre, un académico del IPN, para visitar a algunos amigos investigadores. Esa fue una razón por la que decidió inclinarse por esa maestría; sin embargo, la más importante fue reconocer la calidad de investigadores que tenía en su planta académica el Centro.

Allí desarrolló su línea de investigación en el grupo de Gabriel Guarneros Peña en torno a la que entonces era una proteína poco estudiada: la PTH. “Hice esa investigación porque una compañera del laboratorio regresaba de una estancia en la Universidad de Yale y trajo esa enzima que tiene la característica de cortar los enlaces ubicados entre un aminoácido y los ARNt para que puedan incorporarse a las cadenas de proteínas”, recordó Reyes Caballero.

El trabajo del entonces estudiante del Cinvestav fue caracterizar esa enzima, del grupo de las arqueas, con la finalidad de saber cómo sobreproducirla en la Escherichia coli, después purificarla y determinarla enzimáticamente.

A pesar de que su estancia durante la maestría fue positiva, Hermes reconoce que su intención siempre fue estudiar una especialidad en el extranjero, y aprovechó que en ese momento el Cinvestav tenía una estrecha relación con la Universidad de Texas A&M para postularse al doctorado en esa institución estadounidense, pero con otra línea de investigación.

“En Texas A&M trabajé con un grupo de metaloproteínas, eso me llamó la atención porque empleé equipos de espectrofotómetros que me permitieron adentrarme a la parte analítica de la bioquímica”, señaló el investigador mexicano, quien reconoció que si bien no siguió la línea desarrollada en el Cinvestav, el paso por la institución le brindó una plataforma de gran calidad en sus conocimientos para entrar a un posgrado en el extranjero y realizar otras investigaciones en instituciones destacadas.

Una de ellas la realizó en la Universidad de Maryland, donde trabajó con una molécula llamada Heme oxigenase, encargada de proveer hierro a las bacterias, para estudiar los mecanismos moleculares con los que se degrada y se libera el hierro. “Lo que hicimos en el laboratorio es seguir el destino de la molécula Heme desde que está fuera de la bacteria hasta que se interna y procesa para liberar al hierro, así como su transcripción genética”.

En la actualidad, Reyes Caballero está adscrito al Departamento de Ingeniería y Salud Ambiental de la Escuela Bloomberg de Salud Pública Johns Hopkins, donde estudia el metabolismo y transcriptómica en células de organismos que han sido expuestos a tipos de contaminación ambiental para conocer si existe una vinculación entre la contaminación urbana y la resistencia a la insulina.

Al preguntarle si este tipo de investigación de frontera podría hacerse en México, el egresado del Cinvestav sostuvo que espera encontrar espacios en el país para poder realizar una serie de conferencias durante los veranos sobre su experiencia en la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins, así como empezar a tender puentes de colaboración con instituciones de investigación nacionales.

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