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Investigación molecular rescata el legado genético de la migración asiática en México

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Una reciente investigación realizada en la Unidad de Genómica Avanzada (UGA-Langebio) del Cinvestav, da cuenta de un pequeño porcentaje (menos de 5 por ciento) de ancestría genética proveniente del sureste asiático, principalmente de Indonesia y Filipinas, en habitantes del estado de Guerrero.

Esta huella, resultado del intercambio que hubo hace casi 400 años gracias a la ruta comercial conocida como Galeón de Manila, que partía del sureste asiático con destino a lo que hoy se conoce como el estado de Guerrero, ha pasado desapercibida para muchos pobladores actuales de ese estado del Pacífico mexicano, pero la aportación biológica y cultural del pequeño porcentaje de ancestría genética es una parte importante en la conformación de la identidad nacional.

“La genética ayuda a recuperar parte de un legado hasta ahora poco explorado”, menciona Andrés Moreno Estada, líder de esta investigación publicada en la revista Philosophical Transactions of the Royal Society B, al explicar que, gracias a este tipo de investigaciones realizadas por su grupo desde hace más de una década, ha podido aportar mayores datos sobre la conformación de la mexicanidad, la cual va más allá de las raíces indígenas americanas, europeas y africanas, como se pensaba hasta hace algunos años.

“La mexicanidad (a nivel genético) es más compleja de lo pensado, existen otros componentes que, aunque no sean tan conocidos ni tengan una presencia tan extensa, son igual de importantes, pues todas las ancestrías genéticas tienen el mismo valor. De esa manera, nuestra tarea es hacer una fotografía lo más incluyente posible para reconocer a otras raíces responsables en la mezcla de México”, dijo el investigador de la UGA Cinvestav.

Para esta investigación, el grupo de Moreno Estrada reanalizó la información genética obtenida de un proyecto previo desarrollado en colaboración con la estadounidense Universidad de Stanford y el Instituto Nacional de Medicina Genómica desde 2014, con la cual se lograron caracterizar cientos de individuos de diez estados del país por medio de microarreglos de variantes genéticas; es decir, se obtuvo un perfil genético de todo el genoma donde se pueden identificar segmentos de genes de distintos orígenes ancestrales.

En tanto, la información del perfil genético del sureste asiático fue generada a partir de un análisis de publicaciones científicas que han utilizado plataformas genómicas similares, con lo que fue posible crear un panel de referencia (una especie de biblioteca genética) de la variación de diversas regiones de Asia.

Una vez identificados los genes asiáticos, se buscaron sus perfiles en los microarreglos del genoma mexicano, para ello fue necesario ocultar todas las secuencias del genoma ajenas a una referencia asiática, lo que permitió identificar a aquellas poblaciones nacionales con ese tipo de ancestría.

“Con esto pudimos ver claramente que los genes asiáticos de nuestra población no vienen en su totalidad de donde se esperaba; es decir, de China o Japón, como ocurre con algunos individuos de Sonora, Yucatán y Campeche, sino en el caso de la población de Guerrero, la mayoría de los genes de origen asiático provienen de Indonesia o Filipinas. Esto nos lleva a pensar que la migración asiática a México ocurrió en dos periodos distintos y de dos regiones diferentes”, expuso Moreno Estrada.

Además de la identificación de la zona a la que pertenecían los rastros genéticos, los métodos empleados en la investigación permitieron arrojar evidencia sobre el número de generaciones que pasaron a partir de ese primer contacto. Eso es posible dado que en el genoma de las personas con genes asiáticos se observa un gradual decrecimiento en la longitud de los segmentos heredados de Asia, como si se desvaneciera esa presencia, indicando que no hubo más acercamientos con esa población.

Así, fue posible determinar que hace 13 generaciones se tuvo el pico de la migración de Indonesia y Filipinas hacia el estado de Guerrero, lo que resulta en aproximadamente hace 390 años; es decir en 1620, fecha que coincide con el momento cuando la ruta del Galeón de Manila estaba en su apogeo.

Si bien la investigación empleó muestras obtenidas años atrás, el reto científico fue que al analizar los datos existentes (microarreglos) de distintas fuentes, como fueron generados en diferentes plataformas, la intersección de posiciones genéticas entre bases de datos es muy variable, lo que dificulta identificar la coincidencia genética.

Ante esa situación, los investigadores de UGA Cinvestav y colaboradores desarrollaron su propio método computacional para analizar múltiples microarreglos, sin importar la plataforma en la que se hayan generado. El sistema emplea algoritmos computacionales para ayudar a detectar la intersección entre distintos microarreglos y trazar un mapa de coordenadas a lo largo del genoma para identificar la zona donde se encuentran los genes en los que estén interesados.

Este tipo de investigación genética logra consolidar la evidencia histórica, pues es sabida la importancia que tuvo la ruta del Galeón de Manila para el comercio en la época de la Colonia, pero hasta ahora no se reconocía la existencia de un legado genético en México a partir de ese intercambio con la región del sureste asiático.

Puedes revisar el artículo original en este enlace: https://royalsocietypublishing.org/toc/rstb/377/1852

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