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Monitorean virus que infectan a granjas de camarón
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Monitorean virus que infectan a granjas de camarón

La producción de camarón en granjas es una de las actividades económicas más importantes en diversos estados costeros del país; sin embargo, en fechas recientes esta activad es amenazada por la presencia de diversos virus que provocan una talla baja de las especies e incluso su muerte.

Ante esta situación, el Laboratorio de Inmunología y Biología Molecular del Cinvestav Unidad Mérida, encabezado por Rossanna Rodríguez Canul, ha realizado estudios en el Pacífico y el Atlántico con el propósito de observar las condiciones de salud del camarón de granja y de origen silvestre.

Los investigadores del Cinvestav, junto con los de otras instituciones, encontraron en la costa norte de la península de Yucatán dos especies de camarón silvestre infectados del virus de la hematopoyética infecciosa (IHNNV), por lo que sugiere la necesidad de realizar estudios epidemiológicos más exhaustivos sobre estos virus en el Golfo de México.

También se identificó que el virus de la mancha blanca es altamente patogénico y letal, ya que actualmente no se tiene tratamiento contra ese patógeno, y cuando infecta a los camarones, principalmente los de cultivo, puede acabar con todo un lote de crustáceos en un lapso de 10 días.

Por lo que se refiere al virus IHNNV, genera una infección crónica degenerativa que deteriora de manera paulatina la salud del camarón; dependiendo de la especie puede ser letal, pero a la que mata completamente es el Litopenaeus stylirostris (camarón azul).

A la variedad  L. vannamei (camarón blanco), especie cultivada en casi todo el mundo y principalmente en México, el IHNNV no la mata pero sí afecta su sistema inmune y fisiológico, provocando “enanismo” o Síndrome de la Deformidad del Rostrum (RDS), con la cual el camarón no alcanza la talla comercial.

La necrosis hipodérmica y hematopoyética infecciosa provoca que un camarón no alcance su talla normal de entre 15 y 20 centímetros, en un periodo de 10 meses, y hace que los crustáceos sólo desarrollen un tamaño de entre cuatro y cinco centímetros. Este efecto de enanismo en los camarones causa cuantiosas pérdidas económicas a los acuacultores porque no los pueden exportar como productos de primera calidad.

Si bien, el consumo humano de camarón infectado por estos virus no genera ningún riesgo a la salud, a los crustáceos su afectación es a nivel del ADN, al usar esa maquinaria de la célula para reproducirse y lograr diseminarse a otras células.

En el Pacífico Mexicano, principalmente en Sonora, Sinaloa y Nayarit es donde se encuentran concentradas la mayoría de las granjas de camarón blanco Litopenaeus vannamei, y existen reportes de presencia de los virus en granjas y en camarones silvestres; en tanto, para el Gofo de México no existen reportes de mancha blanca pero sí de necrosis hipodérmica y hematopoyética en granjas de Tamaulipas, entidad que concentra la mayor cantidad de granjas en la zona.

Sobre el hallazgo de la infección de camarón silvestre por IHHNV en un puerto de Yucatán existen diversas interpretaciones: es probable que el virus se haya diseminado por deshechos de granjas, pero también se considera que se volvió enzoótico; es decir, ya forma parte de la fauna y se encuentra en corrientes marinas, desde donde se ha diseminado entre la fauna, en primera instancia en la zona de camarones silvestres donde cohabitan con los de granja.

“El principal factor de riesgo es la presencia de granjas de camarón y se podría inferir que la diseminación de los virus se da por su mal manejo, pero también, por los trabajos propios de la actividad, porque en algún momento tiene que desechar el agua que consumen, que llegan al mar llevando, bacterias, material orgánicos y virus”, explicó Rossana Rodríguez. 

El problema con estos virus es que cusan graves problemas económicos para el país, de hecho para las exportaciones e importaciones de camarón las instancias sanitarias exigen un certificado que indique que los camarones están libres de mancha blanca; el certificado deber ser emitido por un laboratorio de referencia epidemiológica, tal como los que se emiten en el Cinvestav Unidad Mérida.

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