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Tecnología mexicana en el CERN
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Tecnología mexicana en el CERN

Desde transferencia tecnológica para implementaciones médicas hasta la generación de recursos humanos altamente especializados o conocimiento vertido en un libro de texto para nivel secundaria; la experiencia mexicana con el Centro Europeo de Investigaciones Nucleares (CERN, por sus siglas en francés) en los últimos 20 años ha sido fructífera.

Así lo ha calificado el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), por lo que decidió firmar una extensión de colaboración con el CERN por los próximos cinco años, a fin de mantener la participación de científicos nacionales en los proyectos científicos de frontera que se realizan en las diferentes experimentos del Gran Colisionador de Hadrones.

Una de las instituciones mexicanas pioneras en el acercamiento con el CERN es el Cinvestav, cuyos investigadores han participado en los experimentos ALICE, CMS y ATLAS, principalmente, dentro del Gran Colisionador de Hadrones, y gracias al establecimiento inicial de convenios de colaboración con esa organización europea fue posible abrir la puerta a otras instituciones mexicanas. 

En el proyecto CMS, el cual estuvo involucrado en el descubrimiento del bosón de Higgs en la década pasada, los científicos mexicanos, encabezados por Heriberto Castilla Valdez, del Departamento de Física del Cinvestav, han participado en la supervisión, mantenimiento y análisis de datos que se obtienen en el experimento.

Ahora, gracias a la extensión del convenio entre el Conacyt y el CERN será posible instalar tecnología completamente mexicana, ya que el grupo de investigadores nacionales se ha comprometido a elaborar subdetectores basados en cámaras resistivas. “Estos dispositivos serán posibles diseñarlos y fabricarlos con infraestructura nacional, a partir de la experiencia obtenida durante la participación en los años anteriores”, señaló Alberto Sánchez Hernández, investigador del Cinvestav.

Una de las participaciones mexicanas más longevas con el CERN es del grupo involucrado en el experimento ALICE, la cual cumple 24 años, y que también es el que cuenta con el mayor número de investigadores nacionales, según refirió Gerardo Herrera Corral, investigador del Cinvestav y uno de los líderes de esa representación.

“En ALICE está la participación mexicana más numerosa y nos ha dado mucho gusto ser de los primeros que diseñó y construyó detectores (para el experimento). Tenemos tres dispositivos instalados (entre detectores y un disparador), algunos de ellos prácticamente desde el inicio del experimento, y actualmente el grupo mexicano trabaja con esos tres detectores para adecuarlos a la actualización del experimento ALICE, que se realizarán en los próximos dos años”, apuntó Herrera Corral.

Además del desarrollo de dispositivos y publicaciones científicas, uno de los beneficios que ha tenido el convenio entre Conacyt y CERN, y que espera continúe, es la generación de nuevos físicos capacitados en el conocimiento de electrónica, software, detectores y análisis de datos, los cuales se han insertado en la academia o en el sector privado.

De hecho, en el caso particular del Cinvestav, la experiencia de los investigadores que han participado en el Gran Colisionador de Hadrones se ha vertido en los programas de estudio que se imparten en el Departamento de Física, donde se involucran los nuevos fenómenos descubiertos en el CERN.

Durante el anuncio de la extensión del acuerdo con el CERN, Julia Tagüeña Parga, directora Adjunta de Desarrollo Científico del Conacyt, mencionó que a partir de esta colaboración se cuentan por decenas el número de alumnos de diferentes grados, auxiliares de investigación o técnicos mexicanos que han acudido al Gran Colisionador de Hadrones para realizar algún tipo de proyectos científicos, lo cual resulta de gran impacto en su desarrollo profesional ya que se trata de investigación de frontera.

Por su parte, Arturo Borja Tamayo, director de Cooperación Internacional del Conacyt, señaló que la extensión del convenio con el CERN resulta importante para la actual administración, a fin de mantener activa la participación de científicos mexicanos proyectos de investigación de frontera.

 

  

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