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Analizan la microbiota del tracto digestivo en la diabetes gestacional

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La prevalencia de la diabetes gestacional a nivel mundial se estima en 7 por ciento de todos los embarazos, resultando en 200 mil casos anuales. En México, desde el 2016 se reportan cifras de entre 8.7 y 17.7 de cada cien, de acuerdo a la guía clínica “Diagnóstico y tratamiento de la diabetes en el embarazo” del IMSS. 

Frente a este panorama, investigadores del Departamento de Genética y Biología Molecular del Cinvestav emprendieron un estudio con el propósito de caracterizar la microbiota del tracto digestivo de madres con diagnóstico de diabetes gestacional. “Se observó que el tipo de bacterias presentes en el tracto digestivo de mujeres sanas es diferente con respecto a quienes tienen diagnóstico de diabetes gestacional”, explicó Jaime García Mena, líder de la investigación. 

Generalmente los cambios que originan la diabetes gestacional se observan en el último tercio del embarazo; el padecimiento diagnosticado a partir de la semana 24 de gestación surge debido a cambios en las hormonas placentarias que alteran el metabolismo de la glucosa, generando disminución en la sensibilidad del receptor de insulina, con un aumento en la concentración de glucosa sanguínea. 

Son varios los factores de riesgo relacionados con un probable desarrollo de diabetes gestacional, destacan la obesidad, el sobrepeso, la edad materna avanzada e hipertensión, además las mujeres que sufrieron diabetes gestacional en un embarazo anterior pueden presentar la misma condición, esto es relevante porque la microbiota alterada pudiera ser en un futuro considerado como un factor de riesgo para diabetes gestacional. 

En cambio, “mujeres embarazadas consideradas sanas presentan un mecanismo compensatorio que genera mayor producción de insulina para nivelar los altos niveles de glucosa; esta acción no se observa en aquellas mujeres con diagnóstico de diabetes gestacional”, sostuvo Tizziani Benítez Guerrero, estudiante de doctorado y miembro del equipo de investigación. 

“Es claro que la diabetes gestacional puede generar complicaciones en la madre durante el embarazo, además de un parto prematuro y en los niños se presenta mayor predisposición a padecer obesidad”, señaló Helga Martínez Corona, otra integrante del grupo científico, estudiante de maestría. 

Además, los bebes que nacen de una madre con diagnóstico de diabetes gestacional tienen mayor riesgo de presentar macrosomía, es decir, tener un peso al nacer de cuatro kilos o más, estos bebés tienen una mayor probabilidad de padecer obesidad en sus primeros años de vida y mayor disposición de enfrentar alteraciones metabólicas.   

Investigaciones sugieren que existen cambios en la composición de la leche materna de mujeres con diagnóstico de diabetes gestacional. La leche materna es más que un alimento para nutrir al infante, también sirve como un elemento de maduración de su sistema inmune en donde intervienen muchas moléculas, algunos factores de crecimiento y bacterias particulares que el organismo de la madre ha seleccionado para preparar una fórmula bacteriana adecuada. 

“Aunque no se indica como un tratamiento terapéutico para mujeres con diabetes gestacional (cada vez se documenta más la importancia del primer sembrado de microbiota provisto por la madre a través de la leche materna), una buena aproximación preventiva sería alimentar a esos niños con leche proveniente de un banco especializado, así recibirían la microbiota de un conjunto de mujeres sanas, con el objetivo de dar una mejor oportunidad a los neonatos de recibir una microbiota sin el efecto de la diabetes gestacional, pero eso será parte de un estudio futuro”, sostuvo Jaime García Mena. 

El grupo de investigación señaló que caracterizar la microbiota del tracto digestivo de la población mexicana de mujeres con diabetes gestacional tiene el propósito de entender la diversidad de microorganismos presentes en ésta patología, en consecuencia, explorar como medida preventiva el consumo de leche materna de bancos de leche proveniente de mujeres sanas en beneficio del neonato. 

La investigación se realizó con financiamiento de la Secretaría de Educación, Ciencia Tecnología e Innovación del Gobierno de la Ciudad de México y con la colaboración de Mónica Sierra Martínez y Gustavo Acosta Altamirano adcritos al Hospital Regional de Alta Especialidad de Ixtapaluca. 

 

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