Conexión Cinvestav / miércoles, 24 de abril de 2019 / Categorías: Boletin de prensa Analizan parásitos de mosquitos que transmiten paludismo El paludismo o malaria es la enfermedad parasitaria más importante del mundo por la cantidad de casos y muertes que provoca, según el último reporte anual de la OMS, en 2017 el número de casos fue de 219 millones. La enfermedad es causada por un protista del género Plasmodium, organismo unicelular, parásito estricto que no puede vivir libre en el ambiente, excepto en periodos muy cortos de tiempo, y está siempre dentro de las células de un huésped. En el Día Mundial Contra el Paludismo, celebrado el 25 de abril, Fidel de la Cruz Hernández Hernández, investigador del Departamento de Infectómica y Patogénesis Molecular del Cinvestav, explicó que “al humano lo infectan las especies P. falciparum, más frecuente y peligrosa porque puede causar la muerte; P. vivax, la cual puede quedarse en el organismo por tiempos largos, causar recaídas y que existe en el país; así como P. ovale, P. malariae y P. knowlesi, esta última reportada como en proceso de ser causa de enfermedad sólo en simios a afectar también al hombre”. La malaria es transmitida por mosquitos vectores (las hembras porque sólo ellas chupan sangre) y depende de su hábito para alimentarse. Cuando un mosquito infectado pica, en la saliva del insecto van formas del parásito que son inyectadas en la persona y una vez dentro son capaces de viajar hasta el hígado, donde se desarrollan y se reproducen. En alrededor de dos semanas el parásito transmitido por el mosquito pasa del hígado al torrente sanguíneo, donde se introduce a los glóbulos rojos, en los cuales inicia un ciclo, ahí se reproducen y cuando están listos rompen el eritrocito, salen a la circulación el tiempo necesario para infectar un nuevo glóbulo rojo y repiten el proceso. Cuando ocurre el ciclo eritrocítico es cuando aparecen los síntomas de la enfermedad que pueden ser muy severos, siendo el más notable la fiebre recurrente y, dependiendo de la gravedad puede llegar, en el caso de P. falciparum, a la malaria cerebral, en la que se interrumpe la circulación sanguínea en el cerebro y puede causar la muerte. “El ciclo de vida de la malaria es un proceso complicado en el cual participan tanto factores ambientales como varios organismos: el parásito, el huésped y el mosquito. Cuando una persona está infectada, los parásitos están dentro de los glóbulos rojos y cuando un mosquito pica y chupa sangre, se lleva los eritrocitos infectados, los cuales en el intestino del mosquito llevan a cabo su reproducción sexual”, explicó Hernández Hernández. En el intestino del mosquito se desarrollan distintas formas del parásito, primero se quedan en el epitelio y luego migran a sus glándulas salivales, donde esperan infectar a un nuevo individuo y en ese momento se transportan en la saliva al nuevo huésped. El tiempo desde que el mosquito adquiere los parásitos hasta que es capaz de infectar un nuevo huésped, es de alrededor de dos semanas. Durante el ciclo de vida el parásito realiza una secuencia de cambios que le permiten invadir a nuevos tipos celulares; en el humano hígado y eritrocito, en tanto que en el mosquito invaden el epitelio intestinal y las glándulas salivales. Estos cambios están regulados molecularmente y se ha visto que algunos medicamentos antimaláricos interfieren con esos procesos. En este contexto, desde el punto de vista de ciencia básica, Fidel de la Cruz Hernández analiza las moléculas del parásito que regulan estos cambios de fase. “Estamos alerta a descubrir en estos procesos biológicos cuáles sustancias podrían ser usadas para interferir con el desarrollo normal del parásito en el humano y, de manera paralela, se analizan los mecanismos de defensa contra infecciones de los mosquitos, los cuales puedan interferir con el desarrollo de los patógenos”. Hernández Hernández, también miembro de un grupo de investigación que colabora con el Instituto de Salud Pública de México y la Universidad de California-Irvine, hizo notar que en las poblaciones de parásitos, como parte del proceso normal de evolución, van apareciendo especies resistentes a los medicamentos, por lo que la búsqueda de nuevos productos para su combate es un proceso sin fin. En los últimos años se ha descrito que los insectos también tienen mecanismos de inmunidad, los cuales son poco comprendidos en la actualidad y se anticipa que pueden ser útiles para mejorar su combate a los parásitos, de tal manera que interrumpan su desarrollo. Otra línea de investigación se basa en la posibilidad de usar estrategias genéticas para interferir con la reproducción de los mosquitos; estos métodos tienen las ventajas de no usar ningún tipo de pesticida, por lo que serían menos nocivas para el ambiente, como ocurre con el uso de los insecticidas químicos actualmente empleados en las campañas de control, señaló Fidel de la Cruz Hernández. Artículo anterior Minería mexicana ante oportunidad de oro Siguiente artículo Nuevo embajador de la Fundación Alexander von Humboldt Print 3476 Tags: mosquitospaludismoplasmodium