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Dan cazadores mayas un valor multidimensional al perro
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Dan cazadores mayas un valor multidimensional al perro

Apenas amanece en la comunidad maya de Los Petenes y un grupo de campesinos-cazadores, acompañados con sus perros, se prepara para realizar una de las prácticas más tradicionales de toda la región peninsular de Yucatán: la batida. Se trata de una modalidad de cacería de subsistencia practicada por hombres de la comunidad organizados en grupos de entre 15 y 20 integrantes para obtener carne de venado o jabalí principalmente durante la sequía.

La Reserva de la Biósfera Los Petenes, establecida en 1999 sobre la costa de Campeche, abarca uno de los humedales costeros más importantes de Mesoamérica, teniendo influencia directa sobre un conjunto de poblaciones rurales mayas, cuyos pobladores han tenido que hacer diversos ajustes en sus prácticas tradicionales (como la cacería de subsistencia) para hacerlas viables en el nuevo escenario de conservación que promueve el área protegida.

Aunque hay ciertas particularidades que no han cambiado a lo largo del tiempo, como el hecho de que sean los cazadores más experimentados, conocidos como maestros o “chingones”, sean quienes convoquen y lideren el grupo de batida, donde esencialmente opera un subgrupo de cazadores (pujeros) encargado de perseguir a la presa, mientras que otro (tiradores) aguarda la llegada de presas potenciales que se estan buscando acorralar dentro del área de caza.

Hasta hace poco había pasado desapercibido el papel del perro en la cacería de subsistencia maya. Por ello, el grupo de trabajo asociado al Laboratorio de Ecología y Conservación de la Biodiversidad (LAECBIO) del Cinvestav Unidad Mérida, llevó al cabo un estudio para analizar el carácter multidimensional que tienen los perros-cazadores en una modalidad grupal de cacería (batida) practicada tradicionalmente en el contexto rural de la Península de Yucatán.

“La batida es una práctica colectiva en la cacería de subsistencia maya que se basa en confianza y jerarquías sociales, ya que el cazador con más mérito es reconocido como líder del grupo y por lo tanto quien coordina la actividad de caza en el entorno comunitario. El meritazgo dentro del grupo alcanza la figura del perro-cazador que participa en la batida, señaló Salvador Montiel Ortega, líder del LAECBIO.

Por ello, el estudio buscó revelar el carácter multidimensional del perro dentro de la batida, a partir de la percepción del campesino-cazador sobre sus perros de caza y analizando, in situ, el papel de éstos caninos en la dinámica de cacería.

“Con este estudio, lo primero que se evidenció fue que el perro no sólo tenía un valor utilitario como tecnología de caza, sino que incluso daba prestigio a sus dueños, ya que un buen perro cazador está ligado con las capacidades del cazador mismo. Pero también se encontró que el perro está asociado a una serie de mitos y creencias derivadas de la cosmovisión maya, en donde el animal constituye un elemento que el campesino cazador utiliza como protección ante los malos aires o las enfermedades que puede adquirir en el monte”, explicó Montiel Ortega.

Asimismo, se identificaron dos tipos de perros usados para la batida: el perro malix (se pronuncia malish), de raza criolla, y los sabuesos, que son perros adquiridos por los campesinos ex profeso para el rastreo de presas, significando con ello una inversión para sus dueños.

Dentro de la batida también hay perros “maestros”, que pueden ser sabuesos o de origen malix, y son los encargados de rastrear o bien, dirigir la acción de otros perros en la batida para que sean ellos los encargados de acorralar o enfrentar a las presas, contribuyendo así a la obtención de algún animal y por ende, promoviendo el éxito de la actividad de caza.

Con este estudio, realizado como tesis de maestría en ecología humana por el estudiante Elías Plata, se aportan más elementos socioculturales relevantes sobre una actividad tradicional maya como la batida. Así, LAECBIO busca aportar conocimiento no sólo para la toma de decisiones asociada el aprovechamiento de la fauna silvestre en el sureste mexicano, sino tambien para el manejo de recursos de subsistencia en reservas de la biósfera presentes en la región maya de la Península de Yucatán.

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