Conexión Cinvestav / jueves, 21 de noviembre de 2019 / Categorías: Boletin de prensa Exposición de libros y objetos de laboratorio, un paseo por la ciencia del Cinvestav Un Vortex agitador con el que se mezclan soluciones o un medidor de punto de fusión, utilizado con el fin de determinar si un fármaco está en condiciones adecuadas para la experimentación, son algunas de las piezas de la muestra “Instrumentos y objetos para la educación y la investigación científica”, la cual se encuentra en la Biblioteca del Departamento de Investigaciones Educativas (DIE) del Cinvestav. Al exterior de este recinto los visitantes (estudiantes, profesores, personal del DIE y público en general) podrán ver, hasta el mes de diciembre, una selección de libros sobre el tema. Mientras al interior de la Biblioteca se exhiben seis instrumentos de experimentación, mismos que fueron parte de distintos laboratorios del Departamento de Farmacobiología del Cinvestav. Acerca de cómo surgió esta exposición temporal, Laura Cházaro García explicó, desde el año 2017 alguno de los profesores del DIE organizan una muestra de libros de sus temas o líneas de investigación. En esta ocasión Cházaro García pensó en no sólo seleccionar libros en torno a su área de estudio: “Historia del conocimiento y de la investigación científica”, sino también instrumentos, cada uno acompañado de una breve explicación. Así, los objetos de esta exposición sitúan al espectador en la historia y le permiten saber cómo eran empleados en la década de 1960, cuáles eran las habilidades necesarias para usarlos y cómo han permanecido o cambiado esas prácticas. En este sentido, Laura Cházaro García, curadora de la exhibición, considera que llevar los materiales de enseñanza e investigación más allá del aula o del laboratorio y juntarlos con los libros, permite dejar en claro que las ideas, las teorías y los materiales no están separados durante el proceso de aprender o de hacer ciencia. De acuerdo con la integrante del Sistema Nacional de Investigadores, al analizar este tipo de colecciones se puede identificar cuál era la información que se obtenía acerca de los fenómenos científicos, es decir: qué se podía observar y a través de qué (de un microscopio o un quimógrafo); o saber cómo se adquirieron estos instrumentos, si son importados o producidos en México. Cabe destacar, en exposición se podrá observar el microscopio de contraste de fase Carl Zeiss, una donación que un laboratorio privado de análisis clínico le hizo a Claudia González Espinoza del Laboratorio 11. Una de las peculiaridades de este microscopio es su aparato para la micro cinematografía, con el cual Kurt Michel filmó, en 1943, la primera división celular. Adicionalmente, como parte de la exhibición hay una línea del tiempo de la historia del Departamento de Farmacobiología, un fotomural de un polígrafo y una fotografía del polígrafo de Grass. Este último mide y registra diferentes indicadores fisiológicos como la presión sanguínea, el pulso, la respiración y la conductividad de la piel. En el Laboratorio 1 se usó junto con la bomba de respiración para el animal de experimentación; el polígrafo de Grass procesaba los datos de la frecuencia cardíaca y posteriormente generaba un electrocardiograma. Para la autora de diversos libros como Fisiología y sus Instrumentos. Estudio y Catálogo de la Colección de Fisiología del Museo de la Medicina Mexicana (2016), esta muestra es un ejemplo de la colaboración entre las ciencias sociales y las bio-experimentales a fin de estudiar la cultura material de los laboratorios. Es así que a través de esta exposición se busca reconocer la importancia de investigar estas colecciones de ciencias, porque con ello es posible establecer una relación entre los objetos y el origen de ideas y proyectos científicos. La muestra permanecerá abierta hasta el 20 de diciembre de este año, en la Biblioteca Juan Manuel Gutierréz Vázquez ubicada en Calzada de los Tenorios 235, Granjas Coapa, en la Ciudad de México, en un horario de lunes a viernes de 9:00 am a 20:00 pm. Entrada libre. Artículo anterior Reconocen a investigadora del Cinvestav por proyecto de química verde Siguiente artículo La sal, una pizca de salud Print 1624