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Identifican diversos virus en plantaciones de maíces
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Identifican diversos virus en plantaciones de maíces

Con un consumo promedio de 196.4 kilogramos per cápita por año, el maíz es considerado el principal producto agrícola para México, por lo que resulta necesario el monitoreo de manera constante de sus sembradíos, a fin de evitar cualquier situación que ponga en riesgo los cultivos.

De hecho, en caso de detectar alguna problemática se activa una alerta sanitaria que incluye el análisis de la amenaza. Tal fue el caso de una serie de sembradíos en las comunidades de Cosoleacaque, Tlalixcoyan, Medellín y Paso de Ovejas, todas en Veracruz, donde científicos del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), Unidad Irapuato, identificaron una serie de virus que afectaron plantaciones de maíz.

El problema fue detectado por personal del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias, quienes fueron informados por los productores de una serie de afectaciones en las plantas que producían enanismo, marchitez y otras alteraciones, por lo que decidieron llevar muestras al grupo de expertos del Laboratorio de Interacciones Planta-Virus, del Cinvestav Unidad Irapuato, encabezado por Laura Silva Rosales.

Allí, los científicos pudieron confirmar la presencia de al menos una decena de virus y otros patógenos, como espiroplasmas, que produjeron las afectaciones en los plantíos.

De acuerdo con Silva Rosales, los ejemplares que analizaron presentaban lo que se conoce como mosaicos en las hojas, que son una mezcla de zonas claras y oscuras en las hojas de las plantas y que pueden ser una presunción de afectación por virus, aunque algunas deficiencias de nutrimentos en las plantas también causar efectos similares. Para explorar si había presencia de virus, realizaron pruebas de detección de proteínas virales (ELISA), y también técnicas de reacción en cadena de la polimerasa.  

“Cuando nos trajeron las muestras, las plantas se veían francamente mal, muy afectadas en las hojas; esto repercute en una menor área para generar la fotosíntesis, que a su vez significa menor cantidad de azúcares que llegan al grano o al fruto. De ahí que represente un riesgo en la producción”, explicó la investigadora del Cinvestav.

Lo que llamó la atención a los investigadores fue el hecho que en las muestras analizadas se encontraron un “complejo de virus”, responsable de la llamada necrosis letal del maíz, en donde participan dos a más tipos de virus y pueden estar o no acompañados del espiroplasma.

Para la investigadora del Cinvestav, la presencia del complejo de virus es una señal de alerta debido a que en otras latitudes se han registrado devastaciones en sembradíos de maíz por infecciones mezcladas.

Si bien la presencia de infecciones mezcladas de virus es una llamada de atención en general para todos los productores de maíz del país, la experta del Cinvestav Unidad Irapuato señaló que actualmente se cuenta con tecnologías, como la metagenómica viral, para rastrear al mismo tiempo una diversidad de virus y poder atender de manera más rápida el problema.

Comentó que no hay agentes químicos que controlen una enfermedad viral en plantas, por lo que las acciones que deben tomarse es monitorear constantemente los cultivos, y en caso de observar alguna alteración dirigirse con especialistas a fin de precisar si se trata de una enfermedad viral u otra problemática. En el caso de confirmarse la primera, procede la remoción de plantas infectadas, ya que puede ser fuente de alimento de insectos que pasen la enfermedad de una a otra planta, o bien con la manipulación del propio productor se puede hacer la transmisión viral.

De acuerdo con Silva Rosales, este tipo de investigaciones de identificación viral no solo sirve para determinar la presencia de un patógeno en una región, sino también tienen el objetivo de buscar alternativas biológicas que protejan a las plantas. Por ejemplo, su grupo de investigación ha estudiado el uso de un virus benigno como control biológico, con el mismo principio de las vacunas, a fin de proteger a las plantas.

Los investigadores del Cinvestav apenas están tratando de entender el mecanismo de acción, pero de tener resultados positivos es posible ofrecer soluciones adecuadas al sector agrícola.

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