Conexión Cinvestav / jueves, 3 de febrero de 2022 / Categorías: Boletin de prensa, Boletines covid-19 Los coronavirus mutan menos que otros virus similares Los virus de ácido ribonucleico (ARN), entre ellos los causantes de la gripe estacional, el ébola, el VIH/sida y la covid-19, mutan constantemente, lo cual puede influir en la dificultad para desarrollar una vacuna contra determinada enfermedad o que sea necesario inmunizar a la población cada cierto tiempo a fin de hacer frente a las variantes que van surgiendo. Luis José Delaye Arredondo, investigador del Departamento de Ingeniería Genética del Cinvestav Unidad Irapuato, explicó que los virus en general sufren cambios o mutaciones (sustituciones, inserciones o pérdidas) en su información genética, debido a que al infectar a un organismo y replicarse miles de veces surgen errores en el proceso de copiado de su genoma. Esto es más común en los virus de ARN, ya que a diferencia de los de ácido desoxirribonucleico (ADN), la mayoría no cuenta con mecanismos de reparación. Es el caso de los virus de la influenza y el de la inmunodeficiencia humana (VIH), los cuales carecen de un gen que codifica a una proteína encargada de corregir los errores en el material genético al momento de la replicación. En cambio, los coronavirus, también con genoma de ARN, cuentan con un gen que produce una proteína para corregir errores, por lo cual su tasa de mutación es menor en comparación a los de la influenza y el del VIH, pero aun así sufren cambios. Delaye Arredondo, junto con otros investigadores de la Unidad Irapuato y de la Unidad de Genómica Avanzada del Cinvestav, mantienen la plataforma Mextrain, que permite conocer la frecuencia de las variantes del SARS-CoV-2 en el territorio nacional, utilizando para ello técnicas de epidemiología genómica; hasta el momento se han secuenciado más de 30 mil genomas del coronavirus en nuestro país. En cuanto a cómo se calcula la tasa de mutación de un virus, primero se recolectan muestras de personas infectadas y son analizadas a partir de técnicas de secuenciación para determinar el orden de las bases químicas que constituyen el material genético viral, señaló el investigador. Después, la información obtenida de cada muestra es comparada a través de estrategias bioinformáticas y se identifica el número de mutaciones que van ocurriendo a lo largo del tiempo. Con estos datos se establece el promedio de cambios que se producen tras la replicación del genoma del virus; la relevancia de este tipo de estudios radica en que brindan información acerca de cuánto tiempo van a ser útiles las vacunas o si hay necesidad de revacunar a la población. Aunque en la mayoría de los casos los cambios en el material genético (mutaciones) no afectan las características físicas o el funcionamiento de los virus, algunas veces esto sí ocurre y pueden hacerlos más infecciosos o conferirles la capacidad de escapar de los anticuerpos humanos, que son producidos por el organismo para contender con la amenaza. Cuando se identifica que una variante de determinado virus tiene un comportamiento diferente, es clasificada como de interés, pero si hay información científica acerca de su mayor transmisibilidad o que produce casos más graves de enfermedad, por ejemplo, se le denomina de preocupación. De acuerdo con Delaye Arredondo, quien es parte del Consorcio Mexicano de Vigilancia Genómica, la forma más directa de saber si uno o varios cambios en el material genético del virus representan un riesgo a la salud humana es llevar un registro de la frecuencia de una mutación en una población. Es decir, cuando una mutación o un conjunto de ellas comienzan a predominar entre las personas que se han infectado, sugiere que hay un cambio en algunas propiedades del virus que le están confiriendo una ventaja evolutiva. En este sentido, los estudios genómicos, como los descritos anteriormente, son una herramienta fundamental para saber si en efecto esto ocurre. A lo largo de la historia los virus han modificado la vida de las personas, por ejemplo, el de la influenza A (H1N1) ocasionó la pandemia de 1918 conocida como gripe española, en la que murieron entre 20 millones y 50 millones de personas, ya que no había vacunas, ni las técnicas de estudio empleadas para enfrentar la situación de salud por el nuevo coronavirus, mencionó Delaye Arredondo. De ahí la relevancia de la vigilancia epidemiológica y de la investigación genómica, en especial porque diversas enfermedades nuevas, emergentes y reemergentes son causadas por virus. El Cinvestav, como una forma de contribuir desde la ciencia a contender contra la pandemia actual, colabora en la detección y el estudio de las nuevas variantes del SARS-CoV-2. Artículo anterior Con un compuesto del cuachalalate inhiben la proliferación de células cancerosas Siguiente artículo Los virus también se equivocan Print 1935