Conexión Cinvestav / domingo, 29 de marzo de 2020 / Categorías: Boletin de prensa, Boletines covid-19 Los virus son genes encerrados en una cápsula de proteína, aislados no causan daño Juan Ernesto Ludert León Los virus son microorganismos (solo visibles al microscopio electrónico) más abundantes de la biósfera y se encuentran en cualquier ambiente del planeta. Su incapacidad de producir energía los hace depender de una célula huésped para su replicación; existen para todo organismo, como arqueas, bacterias, algas, protozoarios, hongos, invertebrados, vertebrados y plantas. La estructura de los viriones (forma extracelular del virus) está compuesta por ácidos nucleicos y proteína; además, algunos presentan lípidos y carbohidratos; en su forma la mayoría son esféricos (con simetría de icosaedro) o helicales. Usualmente los virus con cubierta lipídica suelen ser más lábiles en el ambiente que aquellos carentes de ella. A decir de Gilberto Castañeda Hernández, investigador del Departamento de Farmacología del Cinvestav, los virus son un grupo de genes encerrados en una cápsula de proteína y mientras se encuentren aislados no provocan efecto alguno; se cree fueron el resultado de la degeneración de algunas células con pérdida de partes y funciones. El Comité Internacional de Taxonomía de Virus establece 98 grupos de estudios, los más comunes en términos de abundancia son los bacteriófagos (infectan bacterias). Una forma práctica de clasificación es por el tipo de ácido nucléico de su genoma: existen virus con genoma de ADN (de simple o doble hélice); y de ARN (de simple o doble cadena), explicó Juan Ernesto Ludert León, adscrito al Departamento de Infectómica y Patogénesis Molecular de este Centro. Los genes se componen por ácido ribonucleico o desoxirribonucleico, moléculas que almacenan información con instrucciones para el funcionamiento de la célula, entonces cuando los virus infectan a las células los genes virales se introducen y se apoderan de su maquinaria celular, obligándola a construir miles de copias del organismo infeccioso, que al ser liberado al medio ambiente puede contagiar a otros individuos, en este proceso la célula infectada se daña y puede morir. “En una analogía, la célula es como una computadora y los genes programas o el software donde se indica qué hacer en un momento dado; cuando se infectan con un virus informático éste se apodera de la computadora y la obliga a construir miles de copias de él, lo disemina por todos los medios posibles: internet, discos compactos y memorias USBs, entre otros, y puede dañar todo el equipo hasta dejarlo inservible”, sostuvo Castañeda Hernández. Los virus más llamativos son los causantes de enfermedades en humanos (respiratorias, diarreas y hemorrágicas; también pueden causar encefalitis y cáncer), plantas o animales; los organismos vivos pueden portarlos sin presentar ningún padecimiento; en humanos la transmisión más común es de persona a persona (aerosoles, transmisión oral-fecal, alimentos contaminados, transfusiones); picaduras de insectos (mosquitos o garrapatas); y aerosoles de animales (orina de ratón). El organismo humano tiene un sistema inmune o de defensa eficaz, pero no infalible, que se integra por los glóbulos blancos y tiene dos componentes: inmunidad celular e inmunidad humoral; al ser infectado por virus, bacteria, hongo o parásitos emprende una lucha contra el invasor. Ante un contagio los glóbulos blancos lo detectan y se activa la inmunidad celular; ciertos tipos de glóbulos blancos, como los macrófagos, son capaces de ingerir al virus y destruirlo. Gilberto Castañeda Hernández La segunda línea de defensa es la inmunidad humoral, dada por los anticuerpos. Cuando el virus entra al organismo, otro tipo de glóbulos blancos, llamados linfocitos, detectan las moléculas extrañas, como las cápsulas de los virus, y hacen un molde de ellas; con éste crean una nueva molécula, llamada anticuerpo, que reconoce al virus. Los anticuerpos detectan a los virus en cualquier lugar, los persiguen, se unen a ellos y desencadenan una serie de procesos para destruirlos. Los linfocitos sensibilizados se dividen en dos grupos: el primero, son células que atacan a los virus; el segundo, está constituido por células de memoria, que guardan el molde de los anticuerpos contra el virus y se activan en segundas infecciones por el mismo. “Al padecer una segunda infección ya no se desarrolla la enfermedad, porque de inmediato se activan las defensas generadas, por ello el propósito de la vacunación es producir células de memoria e inmunizar el organismo contra cualquier infección subsecuente”, sostuvo Gilberto Castañeda. Los virus mutan muy rápido, especialmente los de genoma de ARN y cada cierto tiempo aparece uno nuevo que representa un peligro; como han cambiado, no son reconocidos por los anticuerpos de las células de memoria, producidos en infecciones anteriores, y son combatidos por la inmunidad celular hasta que los linfocitos “aprenden” a generar anticuerpos específicos, pero ese aprendizaje requiere de cierto tiempo. “Los virus no necesariamente son resistentes, de hecho, la mayoría de los viriones son muy débiles en el ambiente y cuando se usan los antivirales efectivos en el paciente, usualmente las infecciones ceden; el problema es que se tienen relativamente pocos antivirales”, aseguró Juan Ernesto Ludert León. Da clic aquí para ver una infografía que te explica qué son los virus Artículo anterior Eugenio Filloy Yagüe, pionero de la matemática educativa en México Siguiente artículo Estudian la ansiedad desde la perspectiva biológica para mejorar su tratamiento Print 24506