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Músicos y medicina historias clínicas de grandes compositores*
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Músicos y medicina historias clínicas de grandes compositores*

El color ocre de un enorme cartel que promovía conferencias-concierto de El Colegio Nacional hizo que me detuviera a leerlo. Noté con agrado que el ciclo estaba a cargo de Adolfo Martínez Palomo, investigador, ex director y emérito del Cinvestav, donde se le conoce no sólo por su alta calidad académica y una incansable labor de investigación, sino también por su afición a la música. En el mismo cartel, a la altura de la frente de una viñeta de Chopin, se hacía referencia a la presentación de su nuevo libro: Músicos y medicina. Historias clínicas de grandes compositores.

Desde mi juventud he sostenido que la música es la medicina del alma. Si entristecía, escuchaba la alegría de Vivaldi o Bach; si me enojaba, la templanza de Pachelbel, Elgar o Chopin; ante la duda, el poder de Mahler, Wagner o Beethoven y así indefinidamente.

Con esa motivación fue que busqué ávidamente este libro. A pesar de mi interés, no puedo negar que entré con el resquemor de no entender mucho, pues mi profesión está más ligada a las artes que a la ciencia, pero en la primera página, el director de orquesta golpetea el atril con su batuta y capta por completo mi atención, haciendo que mi temor dure el equivalente a una octava.

La profunda comprensión del tema y la rigurosa investigación, así como la extensa fuente  documental severamente analizada, nos conducen a lo largo de 250 años de la historia clínica de una decena de compositores que han sido protagonistas indispensables para la música. Se puede notar cómo en cada uno de esos 10 movimientos, la historia personal inicia su melodía, después, en el compás correspondiente, entra la historia clínica y finalmente se escucha el clímax con las causas de muerte de cada compositor, leyendo así un perfecto canon.

Al escuchar esta sinfonía elegantemente escrita, visualicé dos cosas casi al instante, la primera fue hacer tangibles los grandes avances médicos que han sucedido en —relativamente— poco tiempo. Pongo un ejemplo concreto: hace alrededor de 160 años, a Rossini lo trataron de hemorroides con sanguijuelas y purgantes, práctica que parece más apegada a un castigo de la Inquisición que a un tratamiento médico serio. La segunda, fue que la seductora escritura del autor logró hacerme  reflexionar acerca de los genios musicales, pues pude humanizarlos y, de ese modo, bajarlos del pedestal en el que yo mismo los coloqué, mostrándome que aquellos personajes son “casi” como cualquiera de nosotros. Hago síncopa en el “casi”, porque ellos sí cumplen con un requerimiento que es mencionado con senda cita de Edison: “el genio es 99 por ciento sudoración y uno por ciento inspiración”. No todos lo consiguen.

Adolfo Martínez Palomo alza con fuerza la batuta la gira un par de veces en el aire y, con decisión, da por terminada la sinfonía que escribió a través de 200 excelentes páginas.

Martínez Palomo, A., 2015, Músicos y medicina. Historias clínicas de grandes compositores. Editado por El Colegio de México, UNAM, Cinvestav.

*El texto original fue publicado en la Revista AyP Vol. 1 Número 2

 

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