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Nanoestrellas de ADN, trabajo ganador del Premio a la Innovación en Bionano 2019

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Armando Hernández García fue el ganador del Premio a la Innovación en Bionano Ciencia y Tecnología 2019 por su propuesta de un método económico para obtener nanoestructuras en forma de estrellas, las cuales pueden ser aplicadas en nanovacunas, materiales antimicrobianos y sistemas de entrega de fármacos, entre otras.
La ceremonia de premiación fue presidida por José Mustre de León y Efrén Ocampo López, Director General del Cinvestav y presidente de Grupo Neolpharma, respectivamente; instituciones que desde hace siete años llevan a cabo esta iniciativa para promover el desarrollo de nuevas alternativas en el campo de la nanobiotecnología.
La investigación galardonada consiste en la implementación del auto-ensamblaje de las biomoléculas más importantes: ácido desoxirribonucleico (ADN) y proteínas, a fin de producir nanostrellas y controlar tanto el tamaño como la cantidad de sus ramificaciones. 
Lo anterior es relevante, destacó Armando Hernández García, porque las nanoestructuras de ADN suelen ser construidas con metodologías costosas y elaboradas al usar cientos de fragmentos diferentes de ADN. En cambio, es posible simplificar el proceso con la técnica de reacción en cadena de la polimerasa y se generar múltiples copias de un mismo segmento.
El trabajo desarrollado en el Instituto de Química de la UNAM, consistió en construir nanoestrellas a partir de tres componentes: un nudo central de ADN, fragmentos de ADNbc (llamados brazos) y proteína de recubrimiento; estos elementos se combinan y auto-ensamblan en dos pasos.
Sin embargo, uno de los retos de las tecnologías que usan ADN para construir estructuras nanométricas es lograr que dicha molécula pase de ser flexible a tener una forma definida y rígida. Para lo cual, Armando Hernández utilizó una proteína del microrganismo unicelular Sulfolobus solfataricus para brindar rigidez a las nanoestrellas, al tiempo que las hizo más resistentes al calor y aumentó el tiempo que tardan en degradarse en el organismo. 

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Para el integrante del Sistema Nacional de Investigadores, las nanoestrellas de ADN pueden ser consideradas un nuevo bloque de construcción y sus posibles aplicaciones van más allá de las nanovacunas y los nanomateriales capaces de desplegar diferentes sustancias y eliminar o inhibir el crecimiento de bacterias. Es decir, se podrían agregar metales a su cobertura proteica y posteriormente ensamblar mallas para nanocircuitos electrónicos.
Al referirse al Premio a la Innovación en Bionano Ciencia y Tecnología, instituido en 2013 con el objetivo de promover la investigación científica, potenciar la innovación y contribuir a mejorar la salud en México, señaló que la ciencia básica es la madre de todas las tecnologías y es necesario apoyar  a los nuevos desarrollos cuyo impacto futuro es innegable.
También resaltó el papel de la interdisciplina en la formación científica en vista de que los proyectos actuales requieren de conocimiento de química, física, biología e incluso de negocios.
Durante la premiación, realizada en las instalaciones del Cinvestav, su Director General, José Mustre de León, recordó que la nanobiotecnología es un área en la que el país puede ser competitivo y sus resultados pueden traducirse en el bienestar de la población. De ahí la importancia de reconocer el trabajo científico de alta calidad y que la sociedad esté enterada de estas investigaciones, destacó.
En su participación, Efrén Ocampo López señaló que los trabajos premiados a lo largo de siete ediciones trascienden lo académico, ya que el conocimiento generado tendrá, seguramente, una aplicación con miras a mejorar la salud de las personas.
En la entrega del reconocimiento estuvieron presentes Gabriel López Castro y José Luis Leyva Montiel, secretarios Académico y de Planeación del Cinvestav, respectivamente; Diego Ocampo Gutiérrez, coordinador ejecutivo de innovación y desarrollo del Grupo Farmacéutico Neolpharma; José Peón Peralta, director del Instituto de Química de la UNAM, y Ricardo Félix Grijalva, coordinador del jurado calificador.
Este año se recibieron un total de 30 propuestas de 16 instituciones de ocho estados del país y el jurado estuvo integrado por nueve investigadores de distintas instituciones científicas del país.

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