Conexión Cinvestav / domingo, 8 de diciembre de 2019 / Categorías: Boletin de prensa Estudian bacterias del Golfo de México que degradan petróleo El Golfo de México, una zona de alta actividad petrolera, alberga una gran diversidad de microrganismos, algunos con la capacidad de transformar hidrocarburos en compuestos menos tóxicos para el ambiente. Un grupo de investigadores que forman parte del Consorcio de Investigación del Golfo de México (CIGoM) trabaja en la identificación de estas bacterias con miras a diseñar estrategias de mitigación en caso de un derrame a gran escala. En el 2010 ocurrió un incidente de este tipo en la plataforma Deepwater Horizon, hecho que evidenció la falta de información acerca de la diversidad biológica, y de su papel en el ecosistema, que habita en las costas del país ubicadas en este Golfo (Tamaulipas, Veracruz, Tabasco, Campeche y Yucatán), señaló José Quinatzin García Maldonado del Cinvestav Unidad Mérida. Así, una de sus líneas de investigación se refiere al aislamiento y caracterización de consorcios bacterianos del Golfo de México con capacidad de degradar hidrocarburos. En el laboratorio se ha dedicado a determinar las condiciones que permiten a estas bacterias hacerlo de manera más eficiente, así como identificar el tipo de petróleo que pueden degradar. Adicionalmente, junto a sus colaboradores, desarrolló un sistema experimental a escala de mesocosmos. Las pruebas se realizaron a cielo abierto y con volúmenes de 2 mil 500 litros de agua con el objetivo de simular las condiciones ambientales del Golfo de México. En estos experimentos se evaluó la capacidad de degradación de hidrocarburos de las bacterias de esta región, en específico de comunidades microbianas originarias de la Península de Yucatán, en tres escenarios distintos. En uno de ellos sólo estaban presentes las bacterias nativas; la idea era entender lo que ocurre de manera natural durante un derrame de petróleo. En otro tratamiento de estos mesocosmos se enriquecieron las muestras ambientales con bacterias que consumen petróleo. Y el tercero fue una combinación entre la adición de estas bacterias y nutrientes (como fósforo y nitrógeno) que les permitieran crecer y así aumentar su potencial para disminuir la cantidad de hidrocarburos. Actualmente, se están analizando los datos de estos experimentos a fin de encontrar la mejor estrategia para el uso de bacterias degradadoras de petróleo. “También estamos estudiando, en el laboratorio, el uso de sustancias químicas que dispersan la mancha de petróleo en el mar y ver si son menos o más eficientes en comparación con las bacterias”, dijo José Quinatzin García. Esto va en caminado a definir si, para enfrentar un derrame petrolero, es una mejor opción combinar dispersantes químicos y microorganismos capaces de degradar hidrocarburos o se apuesta por utilizar únicamente bacterias. La otra línea en la cual el investigador se ha enfocado consiste en estudiar las muestras ambientales (de la columna de agua o los sedimentos marinos), con el fin de generar un catálogo de las comunidades microbianas de esta zona. Hasta el momento este inventario incluye aproximadamente 30 consorcios de organismos degradadores de hidrocarburos y los ejemplares cuentan con varias réplicas guardadas en diversas instituciones como el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, el Instituto de Biotecnología de la UNAM y el Cinvestav Unidad Mérida. Además, entre los resultados del análisis de las muestras ambientales está que los géneros con mayores abundancias con la capacidad de degradar hidrocarburos en el Golfo de México son: Alcanivorax, Marinobacter y Colwellia. Si bien, estos grupos son de los más abundantes, existen otros microorganismos que degradan hidrocarburos y en caso de algún cambio en las condiciones actuales, mismas que son ideales para los grupos hasta ahora favorecidos, las bacterias minoritarias podrían ser relevantes en la recuperación del ecosistema, destacó el investigador, quien participa en el proyecto CIGoM. Éste fue creado en el 2015, concluirá a inicios del próximo año y está conformado por cinco líneas de investigación: Plataformas de observación oceanográfica, Línea base y monitoreo ambiental, Modelos de circulación y biogeoquímica, Degradación natural de hidrocarburos y Escenarios de derrames. Artículo anterior Diseñar cursos con una alta estructura mejora el desempeño de los estudiantes Siguiente artículo Distinguen trayectoria de académicos y trabajadores del Cinvestav Print 3011